jueves, 1 de marzo de 2012

Ido.

Siempre que el sol alumbra, me siento a observar por las ventanas. 
El resplandor me cega de un ojo, la curiosidad mata a mi gato. 
Condenado a estar encerrado, descifro jeroglíficos con mis dedos. 
¡Y pateo las paredes!
¡Despierta, porfavor, despiertaaaa!
Tengo tanto que decir.
Tanto que hablar...
Que pensar... que cambiar.
Pero los cimientos, cimientos son.
Mi morada no se moverá señores, ningún milímetro. 
Seguiré viendo a las ratas juguetear.
No tengo ni gato para causar revuelo.
Soy un corazón latiendo en un estómago.
¡Arrgh!
Llegó la hora.
Se cerraron las cortinas.
Es oficial, soy ciego. 
No tengo acertijos que descifrar.
Soy ciego y manco. 
El gato juega con las cenizas.
Soy ciego, manco y sin curiosidad.
No importa.
Escribiré con carbón mis memorias.
Y de rojo pintaré las ventanas. 
Para que cuando me dejes salir.
Te desmayes tanto llorar sangre.
Y te tortures por el tiempo perdido.
Pero calma.
Ahora puedes dormir tranquilo.
Que mi sueño es tu sueño eterno.

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