lunes, 6 de febrero de 2012

La tristeza te alivia los mocos.

El momento más triste que he tenido en mucho tiempo, fue cuando me miré al espejo y no logré imaginar mi rostro en 1 año más. Vi mis manos temblando, mi cara sin color y mis ojos sin futuro. Inmediatamente supe que al observarme mañana, aparecería mi silueta notablemente igual que hoy, lo mismo en 1 año, lo mismo en 10, lo mismo en 40, el daño que provoca el tiempo son solo detalles, mi esencia seria siempre igual, vacía, con las manos temblando, mi cara sin color y mis ojos sin futuro. Mi excusa era el azar, lo impredecible, lo fortuito. Al no saber que hacer en los días próximos, mi frase cliché era: "Tranquilo, no tengo nada planeado, esta vida es improvisación, jajaja.". Mentira, una sucia y gigante mentira. Nunca pasó nada, bueno, quizás si, pero ¿Que me quedó de esos sucesos? Nada, solo mis manos temblando, mi cara sin color y mis ojos sin futuro. Aunque pensándolo bien, ¿Como me funcionaría eso del azar, si jamás he tenido suerte? Jamás, pero un jamás exclamado con mi sinceridad. ¿Mala suerte en el amor, buena suerte en el juego? Ni con el corazón hecho mierda me puedo ganar un raspe y en la calle, lo único que me encuentro son colillas de cigarro botadas por mi mismo, que no sirven más que para cuidar la tierra de hoja de las plantas. ¿Y que plantas?, si ni eso sé cultivar. Hay veces que logro que crezcan con una belleza increible, pero siempre llega un pájaro del averno que las marchita, ahí es cuando quedo solo, con mis manos temblando, mi cara sin color y mis ojos sin futuro.

Y así es como con una simple mirada al espejo abrí mis ojos y vi todo oscuro. Quise cargar el revolver, pero no logré ver nada. Quise tomar pastillas fuertes, pero tome las del resfrío. Todavía tengo mis manos temblando, mi cara sin color y mis ojos sin futuro, pero por lo menos no se me caen los mocos hace un buen tiempo.

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